miércoles, 29 de agosto de 2012

creer en los dragones...

Los dragones han andado por todo el mundo, al menos en las leyendas de la mayoría de culturas antiguas. Generalmente se los asemeja a seres de gran poder que igual los terminan matando para liberar un pueblo que los veneran para recibir favores de ellos.



En el reino del príncipe Lagarre era una ciudad que había surgido de la profundidad de las arenas del desierto y rodeada de un dragón llamado Bida, que exigía sacrificios de vírgenes a cambio de regar la ciudad con oro. Pero hubo una vez en la que el novio de una de las víctimas se negó a perder a su amada. Este hombre, de nombre Mamadi, se enfrentó con el dragón y logró cortarle la cabeza, de la que, según se cuenta, empezó a fluir todo el oro que riega la costa occidental de África.

En América, el Amphiptero es el más conocido de los dragones mexicanos, realmente en la mayoría de sus reproducciones aparece como una serpiente con alas de quetzal. Se cree que tiene, como en otras culturas, poderes sobre el clima y la naturaleza, sobre todo sobre la lluvia.

En las leyendas celtas se hace a menudo referencia a dragones. Según una leyenda, en la ciudad de Connacht había un árbol mágico que crecía en el centro de un gran lago, en el cual vivía un poderoso dragón que custodiaba con fiereza el árbol para que nadie pudiera tocarlo. El príncipe Froech fue al lago en busca de este árbol, para poder coger una de sus ramas, pero fue atacado por su guardián. Se entabló una terrible batalla y, aunque el príncipe consiguió matar al dragón, él mismo murió por el veneno del dragón.

El Dragón de Post Coch que habitaba en el norte de Gales fue destruido gracias a la aversión que algunos de estos animales sienten por el color rojo. Este dragón asolaba las tierras por donde pasaba y devoraba a la gente hasta que un hombre muy ingenioso que vivía por allí le tendió una trampa. Hizo construir una gran columna rodeada de enormes clavos y luego la disimuló tapándola bien con telas de un fuerte color rojo. Cuando el animal llegó y vio el color rojo, atacó enfurecido a la columna sin percatarse del peligro, con tal fuerza, que se enganchó con los calvos de tal manera que no pudo escapar.

En los países nórdicos, a través de las runas que utilizaban antiguamente como lenguaje, se ha llegado a saber que en su tradición abundaban, como en la cultura anglosajona, muchas leyendas y mitos que enfrentan al héroe con diversos peligros, entre ellos los dragones. En estas runas aparecen varias leyendas que también se reflejarán más tarde en varias culturas, en obras como los Nibelungos, Sigfrido o Volung, en las que aparecen dragones malvados a los que el héroe se debe enfrentar, aunque, a veces, en sus principales poemas aparece más a menudo la figura de la serpiente marina. Cabe destacar un mito finlandés: el de una dragona naranja llamada Ajatar. Este maléfico animal expulsaba humo por el hocico, amamantaba serpientes y arrasaba con la región provocando pestes y debilidad entre sus habitantes.

En Albania cuenta una leyenda que hay un dragón llamado Bolla que duerme todo el año, despertando sólo el día de San Jorge para devorar a una persona. Al pasar doce años de este ciclo se transforma en Kulsedra. Kulsedra es un dragón cuya característica principal es poseer nueve lenguas. Escupe fuego por la boca, como casi todos sus congéneres, y se le atribuye el poder de controlar en cierto grado las lluvias. Por este motivo se le solían hacer sacrificios humanos, para evitar que el dragón se enfureciese y provocara sequías.

Una leyenda rusa cuenta como un dragón con un gran apetito llamado Tugarin, entró un día en casa de uno de los habitantes de un pueblecito ruso. Se presentaba allí sin ser invitado y acababa con toda la comida, por ello el dueño de la casa quería echarle, y acabó luchando con él hasta que le dio muerte. Otro dragón importante en la cultura rusa es Warog. Warog era considerado como un espíritu que custodiaba el fuego, por lo que, en la fría Rusia, era muy venerado, hasta el punto que era costumbre evitar maldecir mientras se encendía un fuego para mostrar respeto por él.

Una de las leyendas chinas más conocidas es la de cuatro hermanos dragones llamados los Reyes Dragones. Eran dragones de agua que vivían en palacios de cristal bajo el océano y gobernaban cada uno, uno de los cuatro mares. Se les atribuyen también poderes sobre la lluvia y el viento. Siempre se ha creído que en las aguas del rio Kowloon, en la ciudad de Honk Kong, habitan tres dragones que protegen sus aguas del mal. Estos dragones son muy reverenciados, pues se cree que son también grandes benefactores de la ciudad y sus habitantes. Para muchos chinos es esta dragona quien dio vida a las personas. Se cree que Nü-Kua era una mujer-dragón que vivía en el mundo una vez hecha la creación, y dio forma a los seres humanos a partir del barro y les insufló su espíritu susurrándoles al oído. También enseñó a los humanos sobre arte, música y agricultura, y trató de inculcarles amor y pasión.


Hay un cuento japonés que relata como una vez una joven llamada Kiyo se enamoró de un sacerdote. Estuvieron juntos, pero con el tiempo el sacerdote se cansó de ella y la evitaba todo el tiempo. Kiyo, furiosa, decidió entonces estudiar artes mágicas para poder convertirse en dragón y acabar con el monje. Y así lo hizo y, después de mucho esfuerzo, consiguió convertirse en una gran dragona que acabó con la vida del sacerdote escupiéndole su fuego.

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